martes, 11 de enero de 2011

El paso de un ejecutante a un Bailarín

A continuación se expondrán algunas reflexiones de diferentes Bailarines,
coreógrafos y pensadores con respecto al bailarín y a la Danza.
En el año 1903, Isadora Duncan
artículo titulado “La Danza del Futuro” donde expone un punto interesante de
analizar:
“La Bailarina del Futuro será aquella cuyo cuerpo y alma hayan crecido juntos
tan armónicamente que el lenguaje natural de esa alma se convierta en el
movimiento del cuerpo... Danzará la vida cambiante de la naturaleza,
mostrando como cada parte se transforma en otra. De todas las partes de su
cuerpo irradiará la inteligencia, trayendo al mundo el mensaje de los
pensamientos y aspiraciones de miles de mujeres.” “Ella Bailará… ya no en
guerra con la espiritualidad y la inteligencia, sino uniéndose a ellas en una
glorioso armonía”
12, pionera de la Danza Moderna, escribió un
Aquí podemos ver el concepto de Bailarín ligado a la inteligencia y a la
espiritualidad, uniéndolas en armonía. Dicho en otras palabras una unión
armónica del alma y la mente, o de lo que nos conecta con nosotros mismos.
Esta definición está lejos de hablar de la Danza en su aspecto puramente
técnico. Sobre el aspecto técnico, Isadora Duncan habla de un entrenamiento
corporal asociado a una metodología gimnástica: “La naturaleza de los
ejercicios diarios, es hacer del cuerpo, de cada grado de su desarrollo, un
instrumento tan perfecto como sea posible, un instrumento para la expresión de
aquella armonía que, evolucionando y cambiando a través de todas las cosas,
está dispuesta a penetrar en el ser preparado para eso”
entrenamiento a una mejor expresión de la armonía, cree en que el cuerpo
debe estar preparado para que la emoción pueda liberarse.
Una importante Bailarina del Merce Cunningham Studio al realizarle algunas
preguntas sobre qué define a un Bailarín, entre muchas otras cosas respondió:
“Algunas otras innumerables habilidades que un Bailarín debe cultivar
incluyen: unirse y compenetrarse con su cuerpo, conocimiento elevado
simultáneo, interno y externo, conciencia de sí mismo, habilidad para trabajar
con otros, compañerismo, disciplina al momento de abordar su danza y su vida,
la habilidad de estar presente en el momento, saber manejar lesiones y salud,
aprender a dar y recibir instrucciones, aprender a cómo reflejarse en las formas
y coreografías que les son dadas y cómo habitar su movimiento, una voluntad
de revelarse y contribuir con uno mismo, y ser vulnerable, encontrando su
propia verdad y voz. La danza es un esfuerzo mental, físico y espiritual. Y si
además el Bailarín(a) es un performer, existen un montón de otras habilidades
que aprender”
En este testimonio podemos darnos cuenta que en algunos aspectos comparte
pensamientos con Isadora Duncan, sobre todo los ligados a la compenetración
de la mente, el cuerpo y la espiritualidad. Pero también agrega algo de suma
importancia y esas son las diferentes habilidades que debe adquirir o tener un
bailarín. Estas habilidades se asocian a la personalidad, madurez, valores,
reflexiones etc… finalmente, su vida.
Igualmente asocia el
Por lo tanto, un bailarín no solo se compondría de su cuerpo, su mente y su
espiritualidad, sino que también se compone de su existencia, su historia, su
experiencia y su creación.
Con respecto a esto Vicente Ruiz
“A principios del siglo pasado, en su texto “El ombligo de los limbos” Antonin
Artaud
Un bailarín es su obra misma, todo lo que construya y destruya en sí mismo, en
su cuerpo, como totalidad- ente físico visceral, emocional y de pensamiento
poético- será el fondo de donde extrae su material autoral interpretativo y el
arte que las audiencias presencien como creación.”
Entonces, tomando en cuenta que un Bailarín se compone de su cuerpo, su
mente, su espiritualidad y su vida, ahora nos surge la siguiente pregunta: ¿Cuál
sería la adecuada formación y entrenamiento de un Bailarín?
Si un bailarín pasa todo el día entrenando el cuerpo en una sala de ensayo, no
se ejercitaría en las vivencias de la vida, por lo tanto solo se estará entrenando
una parte de su Bailarín, si solo se entrena la mente y la reflexión y se deja de
lado el cuerpo, no existiría la materialización de la experiencia ni la conciencia y
movilidad corporal, por lo tanto tampoco el Bailarín. En definitiva, podemos
afirmar que un Bailarín necesita de un entrenamiento total, de cada una de las
esferas mencionadas para poder completar la nueva definición de Bailarín a la
que se ha llegado. Y aquí nuevamente se vuelve al tema de las técnicas de
Danza. Como se mencionó en el capítulo anterior, existen algunas técnicas que
permiten más que otras una fusión entre la mente, la experiencia y el cuerpo,
pero también como se dijo anteriormente depende de los propios ejecutantes y
sus intereses cuánta vivencia o repetición mecánica le agregan a la técnica que
aprenden “Uno puede indicar, pero aprender a base de lo indicado no es
experimentar. Para experimentar uno debe hallarse en un estado de
investigación; solo una mente que investiga es capáz de aprender. Pero
cuando la investigación es suprimida por el conocimiento previo o por la
autoridad y la experiencia del otro, el aprender se vuelve mera imitación, y la
comentó:16 dice: “La vida no está separada de la obra.”
imitación hace que un ser humano repita lo aprendido sin experimentarlo.”
Las técnicas post-modernas tienen este principio de unidad mucho más
involucrado en su forma de enseñanza, que las antiguas técnicas. Pero ahora
entramos en cuestión con la siguiente pregunta ¿Cómo hacer puente entre la
vida, mundo interior, espiritualidad o como queramos llamarle y nuestra Danza?
Susan Klein
plantea: “En técnica Klein trabajamos para enseñar a la gente como habita su
cuerpo, como funciona en movimiento y en quietud, y la manera de trabajar
tan correcto como sea posible y lograr formar parte del gran sistema dentro del
cual somos un todo. Nuestro enfoque es que cada persona se dé cuenta de lo
que es, que lleguen a tener un autoconocimiento, y no solamente una
percepción superficial de quienes son realmente. Y como consecuencia sepan
utilizar las profundas sensaciones corporales para transformar el movimiento
en comunicación, y la técnica en expresión, partiendo de su esencia
individual…Es un proceso temporal de exploración profunda que va desde el
núcleo del cuerpo, al hueso, hasta el tejido más recóndito donde se sustenta
nuestro ser, para que así podamos descubrir la insondable sensación de
quiénes somos y qué es lo mejor para nosotros”
Así como esta técnica investiga desde ese lugar, existen infinitas otras
posibilidades de hacerlo, nuevamente se vuelva a pensar, como en un
comienzo, en la educación oriental y el sentido que le dan al modo de
enseñanza. El verdadero Bailarín Occidental, no está alejado del Bailarín
Oriental. En ambos requiere esa conexión armónica de la que hemos hablado.
Solo que en Occidente la forma de ver la Danza, al Bailarín y su educación no
coinciden con la definición de Bailarín que finalmente todos aclaman. Porque
es indudable que los bailarines que resaltan y que quedan en la memoria de
los espectadores son aquellos que han logrado la conexión del cuerpo, la
mente, el alma, la vida y las variadas habilidades como las que fueron
mencionadas.
Enseñar a pensar libremente y expresar, es difícil y extraño, sí se puede
enfatizar la enseñanza a abrir puertas para que se libere la emoción, a perder
18 en su libro “Una técnica de Movimiento-Una técnica Curativa”
el miedo al ridículo, a autoconocerse, a liberarse de las trancas y los miedos, a
reírse de uno mismo, a ser verdaderos sin sentirnos juzgado. Llegar a esto, es
un camino de vida y de madurez, incluso muchos Bailarines y Artistas nunca
llegan a realizarlo en la vida diaria, pero en cada obra, en cada conjugación
con su público sí lo logran.
Existe otro punto muy importante de abordar para la complementación del
término “Bailarín”. Por una parte, debemos tener en cuenta que el carácter
efímero de la Danza y la presencia física del individuo, es una cualidad muy
específica de las artes escénicas. Para el Bailarín, enfrentarse directamente a
su espectador, implica que no sólo debe lidiar con términos sicológicos y
emocionales, sino que también con diferentes fenómenos físicos y energéticos
(tanto de él, como de su espacio, objetos, personas y entorno) que se le
presentan al momento de conjugar su arte frente al espectador. Un bailarín no
sólo aprende dentro de la sala de ensayo y en la vida, esa es solo la mitad de
su formación, la otra mitad la aprende cuando su arte se completa, en la acción
misma de estar y danzar frente a su público. En esta etapa el Bailarín debe
aprender a ser y estar atento, el manejar la escena a favor de la pieza y no de
su ego, el lograr traspasar alguna experiencia al espectador y otras infinitas
cualidades de las que se hablará más adelante.
Se ha logrado llegar a una definición un poco más completa del Bailarín, sin
embargo existen algunas preguntas ligadas a ámbitos más globales con
respecto a esta definición que aún no nos hemos cuestionado; ¿Qué hace la
diferencia entre un artista y un ejecutante?, ¿Qué significa o lleva implícito el
término de artista?, ¿Dónde radica el proceso creación de un bailarín?


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