martes, 11 de enero de 2011

El Bailarín como artista

La Danza es un arte, el bailarín es un
artista. Pero ¿qué lleva a que el Bailarín sea un artista?
Esta respuesta nos dará una fuerte complementación al término que estamos
intentando definir. Para eso trataremos de dar con una definición de artista,
capaz de sobrepasar los límites de las disciplinas, y llevarlos a una globalidad.
¿Cuál es el punto en donde se topan las artes? ¿Cuándo un fotógrafo o un
artista plástico llegan a ser grandes artistas y no ejecutantes? Para finalmente
poder descifrar qué hace que un Bailarín sea un artista.
“El artista es el primero que oye sus palabras, imperceptibles para las masas, y
sigue su llamada. Al principio inconscientemente y sin darse cuenta. Ya en la
misma pregunta <cómo> se haya escondido el principio de su curación.
Aunque ese cómo, no tenga frutos en la misma <diferencia> (lo que aún hoy
llamamos personalidad) se halla una posibilidad de no ver sólo lo puramente
duro y material en el objeto, sino también lo que es menos corpóreo que el
objeto del período realista, que se intentó reproducir <tal y como es>, <sin
fantasear>. Si además este <cómo> encierra la emoción anímica del artista y
es capaz de irradiar su experiencia más sutil, el arte inicia el camino sobre el
que más adelante encontrará infaliblemente el perdido <qué>, el <qué>
constituirá el pan espiritual del despertar que se inicia. Este <qué>, no será ya
el <qué> material y objetivo del período superado, sino un “contenido artístico”,
el alma del arte, sin la que su cuerpo (el <cómo>) no puede llevar una vida
completa y sana, al igual que un individuo o un pueblo.
Este <qué> es el contenido que sólo el arte puede tener, y que solo el arte
puede expresar claramente por los medios que le son exclusivamente
propios.”
A partir de esta cita se puede decir que el contenido del arte se encuentra en lo
invisible de lo visible, en el qué y no en el cómo, pero el cómo es el que le da
vida material. Se habla de una espiritualidad que llena de contenido una forma,
una espiritualidad que puede estar ligada a la emoción y a la razón a la vez.
Tomando en cuenta al ser humano como una totalidad de cuerpo y mente.
Por lo tanto, el arte puede pasar por diversos períodos, algunos donde se
privilegia la estética, otros donde se privilegia la emoción u otros donde se
privilegia el concepto, pero por sobre todo, el arte debe tener un contenido más
profundo, debe tener un “qué”, que sustenta su cómo, más allá de si ese “qué”
está racionalmente estructurado en la mente del artista, o si con el tiempo se va
dilucidando. Ese “qué” es un contenido individual, fruto de la historia,
reflexiones, conclusiones y experiencias de cada persona.
Si revisamos en la historia del arte, grandes artistas como Marcel Duchamp
sobresalieron por llevar su espíritu innovador al arte. Puede que se piense
¿qué de espiritual puede tener exponer un urinario? Pero aquí es donde entra
en juego la capacidad que tiene el artista de conjugar su arte, la espiritualidad
no solo refiere a algo religioso, sino que a algo de la vida interior de cada
persona. El qué, podría ser una provocación, una admiración o una imagen que
se relaciona con algo interno de cada persona, pero el cómo, es el objeto que
finalmente se expone, su materialización. Lo que hace que se llegue a esta
materialización es producto del proceso creativo que une la sensación o
emoción, con la mente y la materialización, para culminar con el < treffen>
espectador. Este es el punto donde el contenido se torna potente porque es
capaz de salir del autor y pasar al espectador, sea cuál sea la disciplina
artística. Esta conjugación completa es lo que le llamaremos
Por lo tanto, el concepto de artista lleva implícito un proceso creativo, sino no
sería capaz de conjugar su arte a algo material. Y el arte como se dijo
anteriormente no es el que queda guardado en el artista, sino que es el que
tiene la capacidad de completarse frente a su espectador.
Algo importante de destacar es que en este proceso de creación es donde se
producen los quiebres. La creación no siempre llega a puntos de equilibrio, los
elementos implicados no siempre llegan a conjugarse armónicamente, y en
esto es donde se producen los desajustes. Aquellos desajustes no son
argumento para decir que ese artista es un ejecutante, sino que al contrario, en
esos desajustes muchas veces existe un material potente e intenso a trabajar.
delproceso creativo.
Hay veces en que prima la emoción y no hay manera de racionalizarla y
materializarla, o donde la materialización se torna muy compleja o de lugar
común y no logra llegar al espectador. Hay otras veces en que se materializa
algo sin tener en cuenta las otras etapas, y la caída en cuenta viene luego de
largo tiempo “A veces los procesos son muy largos. Trabajo desde hace diez
años en una tentativa de retrato de Fernanda en cien fotos. En otras ocasiones
redescubro negativos guardados desde hace treinta años y que sólo ahora
adquieren un sentido”
No se puede perder de vista que un ejecutante (nos referimos al que tiene la
intencionalidad de serlo, no al que no puede completar por diversos motivos su
proceso de creación) también puede tener la capacidad de generar frutos a
partir de su creación, pero ahí es donde la creación se salta parte de las etapas
mencionadas. Ese ejecutor muchas veces pasa solo por la etapa de la mente
donde entra en juego el qué dirán, el ego, el copiar-pegar, y luego de todo eso,
la materialización, dejando de lado su experiencia, su vida, su interior
“A cambio de su fuerza inventiva y emotiva, el artista busca la recompensa
material. La satisfacción de su ambición y codicia se convierte en su meta. En
lugar de un trabajo profundo y solidario de los artistas, surge la lucha por estos
bienes. Todos se quejan de la excesiva competencia y la excesiva producción.
Odio, partidismo, camarillas, celos, intrigas, son la consecuencia de este arte
materialista despojado de sentido.”
El proceso de creación no es un aprendizaje estándar que se pueda enseñar a
todos por igual, cada persona tiene distintas formas de sentir, entender y armar
los distintos puntos de este canal, y eso es lo que cada uno debe descubrir.
Pero sí existen formas de enseñar el oficio, que están más acordes con la
liberación de un autor detrás de la técnica. Enseñanza como ya se mencionó,
de experienciar en vez de imitar, de guiar en vez de instruir, de poder
expresarse sin miedo ni pudor.
Llegar al comprendimiento de nuestro propio proceso de creación es una autoinvestigación,
compromiso, dedicación y entrega profunda, en la cual el tiempo
juega un papel de suma importancia. Poder transitar por este canal no es fácil,
se necesita romper fuertes barreras. Luis Poirot afirma lo siguiente: “La
creación parte de una reflexión personal, quizás compartida con un maestro o
un compañero, pero es un largo viaje solitario”

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario