martes, 11 de enero de 2011

La Creación como una renovación para el Artista

Completándose o no a la perfección el canal de creación, cuando ésta se
produce, ya sea en físicos, ingenieros, personas comunes y corrientes o
bailarines, es el cúlmine de la renovación cíclica de la emocionalidad,
espiritualidad y vida del ser humano. En este punto nace el artista, entregando
y renovando su vida interior. Cuando esa creación viene desde su interior, es
el acto de belleza máximo que se puede experimentar, aquí se encuentra la
verdad en el arte. Aquí es cuando algo es ilimitado, cuando se traspasa
horizontes y décadas.
La belleza de la Danza no está en su dificultad acrobática o en los
movimientos, porque esto es lo que varía y cambia en cada minuto, la belleza
del bailarín y su danza reside en la verdad con el espectador, donde logran
complementarse y ambos ser espectadores del otro.
La magia de la Danza es su carácter efímero que ocurre en un tiempo y
espacio definido, esto permite la existencia de una transfusión de energías
inmediatas entre dos seres con vida, el Bailarín y el espectador. En este punto
de creación, magia y belleza, el espectador logra conectar con el contenido y
la experiencia del Bailarín y el Bailarín logra conectar con la emoción y vivencia
del espectador. En esta reciprocidad comunicativa ocurre el fenómeno de lo
espiritual que vuelve a posicionarlos en lo más profundo del carácter humano
elevándolo a lo divino.
El artista creador no se limita a ser un perfecto ejecutante, sino que su interés
es crear, desde donde se le ocurra. Crear instantáneo y en el presente. Un
verdadero Bailarín es el que intenta día a día romper las barreras que limitan
la apertura del canal de creación, para llegar a la vivencia, utilizando todas las
herramientas que posee, utilizando su inteligencia emociona/ corporal
escénica, utilizando su vida, sus experiencias, sus habilidades y su cuerpo.
Desde este lugar ya no existe nada más que entregarse al cuerpo y al disfrute
de los diferentes estados de conciencia, entregarse a la liberación de nuestra
limitación humana y a las transformaciones que comienzan a ocurrir. Volvemos
a la naturaleza, a ser parte del gran cosmos que nos rodea, así como una
planta absorbe el CO2 y lo transforma en H2O, el ser humano tiene la
capacidad de hacer lo mismo con la energía. Algunos lo encuentran en la
Danza, otros en el Yoga, otros en la meditación, otros en la religión e incluso
algunos en su propio trabajo. Pero en cualquiera de estos aspectos existe una
creación. En la vida, vivimos una Danza, habitamos el tiempo y el espacio, sin
darnos cuenta ni tomarle el peso, la Danza y el Bailarín lo hacen con una
intencionalidad especial, con sus herramientas, disciplina, dedicación y trabajo.
Exagerando o buscando los aspectos más o menos relevantes de la vida, los
detalles las pequeñeces y lo macro para entregarle un buen espectáculo a su
público. La Danza finalmente es una conexión con lo extraterreno, con el ser,
con el espíritu influido por la realidad desde un lugar diferente, desde una
recepción extracotidiana, que no solo pega a las emociones, sino que también
a la mente y a los estados de conciencia, pero con energías recíprocas que
entran y salen en tiempo real. Es la comprensión de la naturaleza, el
comprendimiento de ella y del mundo, la seguridad, la fuerza interna y el
instinto de supervivencia. El cuerpo logra unirse en armonía con la
espiritualidad y lo que nos da vida, creando flores y belleza, viajando por
diferentes lugares y situaciones, modificando y modificándose, viviendo desde
la propia fuerza que la sostiene, llegando al carácter divino como fue
mencionado en un comienzo, en los principios de la humanidad.

¿De qué forma el bailarín tiene la posibilidad de usar su proceso creativo?


El Bailarín como cualquier otro artista pasa por dos etapas; la primera es la
etapa previa a la puesta en escena, en donde tiene la posibilidad de ser
intérprete de los requerimientos de algún maestro, coreógrafo o director, o de
ser intérprete de su propia autoría. La segunda etapa es la escena, la
interacción con su espectador. En ambas etapas el Bailarín, ya sea autor de sí
mismo o intérprete de otros, tiene la posibilidad de aplicar su proceso de
creación. En su rol de intérprete, como la misma palabra lo dice, puede
interpretar con sus propias emociones o vida interior, pensamientos y
experiencias lo que el coreógrafo le pide, utilizando el proceso de creación. La
imaginación es la que lo va a ayudar a encontrar esos puntos de intersección
de lo que le piden con lo que él es o puede dar. Si es autor de sus propuestas,
utilizará el proceso creativo para sacar de sí lo que quiere decir y expresarlo,
además de utilizar su imaginación para ver como materializar la obra no solo en
su cuerpo sino que también en el tiempo y espacio, el carácter que le dará a su
interpretación y la relación que tendrá con el espectador. En este proceso de
creación cada autor debe encontrar su camino hacia la materialización. Existen
diversas líneas de trabajo; El cuerpo, una idea, una reflexión, una imagen,
una emoción, una sensación, un concepto o un pensamiento.
La segunda etapa, es el Bailarín en escena. Aquí utilizará su proceso de
creación en el momento de estar y habitar el presente, el tiempo, la energía de
sí mismo y la energía de su público, en manejar o dejarse llevar por los
momentos, el sentir a su compañero y al que lo ve, el percibir el espacio e
incluso entrar a la luz. En la escena se entrelazan sin forma de distinguir toda
esta serie de elementos, los cuales el bailarín debe manejarlos en el tiempo
presente mediante su proceso de creación instantáneo de las sensaciones, la
emoción y la mente, materializando inmediatamente en el cuerpo y todo lo que
éste conlleva.
Un bailarín al igual que cualquier artista, completa su ciclo de creación cuando
llega al espectador, la diferencia es que debe llegar con su propio ser y
cuerpo material a impregnar en tiempo presente su obra. La Danza así como
cualquier arte escénica, ya sea teatro, performance, instalación etc. Tiene la
magia de poder manipular y ser manipulada instantáneamente por su
espectador. Y el Bailarín debe tener la capacidad de poder sentir estos flujos
instantáneos que piden y entregan. Aplicaremos un nuevo término al concepto
de Bailarín, la “Inteligencia Corporal”. Así como “la inteligencia emocional es la
capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para
manejarlos”
 esa percepción psíquica
y emocional es la que debe viajar estando en el presente con el espectador,
en el ausente con la elevación hacia otro estado de conciencia dejando fluir al
inconsciente o al estado de calma y en los recuerdos y la vida para volver a los
movimientos aprendidos y a la experiencia.
“Los bailarines, así como cualquier artista, poseen algo que me es difícil definir
pero que siento claramente en ellos. Es una sensibilidad
artística, en cómo viven e interpretan la vida, en cómo se expresan y
comunican. Existe una sensibilidad, esmero, curiosidad, y una falta de
superficialidad o etiqueta. Y provienen de un lugar dentro de ellos mismos que
es verdadero.”
la Inteligencia Corporal la tomaremos como la capacidad del
Por lo tanto, se debe tomar en cuenta que un Bailarín se forma tanto en el
estudio, como en el escenario y en su vida. Un Bailarín ejecutante difícilmente
podrá manejar el acto de la Danza, en cambio un real Bailarín si sabrá hacerlo
o estará en busca de ello. La educación física del cuerpo es muy importante
para la Danza, pero debe ir íntimamente relacionada con la “liberación del
canal” que completa el proceso creativo. Y así un Bailarín utilizará su cuerpo
como herramienta, pero existiendo esta liberación del canal creativo, con un
estudio técnico y praxis previa en otras disciplinas artísticas, sabrá expresarse
en cualquiera de ellas, incluso en su propia vida cotidiana. Aquí entra en juego
un fenómeno que está ocurriendo en las artes en general; el concepto de
transdisciplinaridad. Este concepto supone un estado de experimentación
permanente, sin límite de pertenecer a una disciplina u otra, vivenciando
fusiones entre ellas, buscando puntos de intersección y de quiebres que logren
dar un mayor sentido a la propuesta artística que se plantea. En esta búsqueda
se encuentra el trabajo de muchos artistas actuales, incluyendo a los nuevos
bailarines, y desde ese lugar se aprecia un mayor comprendimiento y apertura
de los límites en la creación.

El Bailarín como artista

La Danza es un arte, el bailarín es un
artista. Pero ¿qué lleva a que el Bailarín sea un artista?
Esta respuesta nos dará una fuerte complementación al término que estamos
intentando definir. Para eso trataremos de dar con una definición de artista,
capaz de sobrepasar los límites de las disciplinas, y llevarlos a una globalidad.
¿Cuál es el punto en donde se topan las artes? ¿Cuándo un fotógrafo o un
artista plástico llegan a ser grandes artistas y no ejecutantes? Para finalmente
poder descifrar qué hace que un Bailarín sea un artista.
“El artista es el primero que oye sus palabras, imperceptibles para las masas, y
sigue su llamada. Al principio inconscientemente y sin darse cuenta. Ya en la
misma pregunta <cómo> se haya escondido el principio de su curación.
Aunque ese cómo, no tenga frutos en la misma <diferencia> (lo que aún hoy
llamamos personalidad) se halla una posibilidad de no ver sólo lo puramente
duro y material en el objeto, sino también lo que es menos corpóreo que el
objeto del período realista, que se intentó reproducir <tal y como es>, <sin
fantasear>. Si además este <cómo> encierra la emoción anímica del artista y
es capaz de irradiar su experiencia más sutil, el arte inicia el camino sobre el
que más adelante encontrará infaliblemente el perdido <qué>, el <qué>
constituirá el pan espiritual del despertar que se inicia. Este <qué>, no será ya
el <qué> material y objetivo del período superado, sino un “contenido artístico”,
el alma del arte, sin la que su cuerpo (el <cómo>) no puede llevar una vida
completa y sana, al igual que un individuo o un pueblo.
Este <qué> es el contenido que sólo el arte puede tener, y que solo el arte
puede expresar claramente por los medios que le son exclusivamente
propios.”
A partir de esta cita se puede decir que el contenido del arte se encuentra en lo
invisible de lo visible, en el qué y no en el cómo, pero el cómo es el que le da
vida material. Se habla de una espiritualidad que llena de contenido una forma,
una espiritualidad que puede estar ligada a la emoción y a la razón a la vez.
Tomando en cuenta al ser humano como una totalidad de cuerpo y mente.
Por lo tanto, el arte puede pasar por diversos períodos, algunos donde se
privilegia la estética, otros donde se privilegia la emoción u otros donde se
privilegia el concepto, pero por sobre todo, el arte debe tener un contenido más
profundo, debe tener un “qué”, que sustenta su cómo, más allá de si ese “qué”
está racionalmente estructurado en la mente del artista, o si con el tiempo se va
dilucidando. Ese “qué” es un contenido individual, fruto de la historia,
reflexiones, conclusiones y experiencias de cada persona.
Si revisamos en la historia del arte, grandes artistas como Marcel Duchamp
sobresalieron por llevar su espíritu innovador al arte. Puede que se piense
¿qué de espiritual puede tener exponer un urinario? Pero aquí es donde entra
en juego la capacidad que tiene el artista de conjugar su arte, la espiritualidad
no solo refiere a algo religioso, sino que a algo de la vida interior de cada
persona. El qué, podría ser una provocación, una admiración o una imagen que
se relaciona con algo interno de cada persona, pero el cómo, es el objeto que
finalmente se expone, su materialización. Lo que hace que se llegue a esta
materialización es producto del proceso creativo que une la sensación o
emoción, con la mente y la materialización, para culminar con el < treffen>
espectador. Este es el punto donde el contenido se torna potente porque es
capaz de salir del autor y pasar al espectador, sea cuál sea la disciplina
artística. Esta conjugación completa es lo que le llamaremos
Por lo tanto, el concepto de artista lleva implícito un proceso creativo, sino no
sería capaz de conjugar su arte a algo material. Y el arte como se dijo
anteriormente no es el que queda guardado en el artista, sino que es el que
tiene la capacidad de completarse frente a su espectador.
Algo importante de destacar es que en este proceso de creación es donde se
producen los quiebres. La creación no siempre llega a puntos de equilibrio, los
elementos implicados no siempre llegan a conjugarse armónicamente, y en
esto es donde se producen los desajustes. Aquellos desajustes no son
argumento para decir que ese artista es un ejecutante, sino que al contrario, en
esos desajustes muchas veces existe un material potente e intenso a trabajar.
delproceso creativo.
Hay veces en que prima la emoción y no hay manera de racionalizarla y
materializarla, o donde la materialización se torna muy compleja o de lugar
común y no logra llegar al espectador. Hay otras veces en que se materializa
algo sin tener en cuenta las otras etapas, y la caída en cuenta viene luego de
largo tiempo “A veces los procesos son muy largos. Trabajo desde hace diez
años en una tentativa de retrato de Fernanda en cien fotos. En otras ocasiones
redescubro negativos guardados desde hace treinta años y que sólo ahora
adquieren un sentido”
No se puede perder de vista que un ejecutante (nos referimos al que tiene la
intencionalidad de serlo, no al que no puede completar por diversos motivos su
proceso de creación) también puede tener la capacidad de generar frutos a
partir de su creación, pero ahí es donde la creación se salta parte de las etapas
mencionadas. Ese ejecutor muchas veces pasa solo por la etapa de la mente
donde entra en juego el qué dirán, el ego, el copiar-pegar, y luego de todo eso,
la materialización, dejando de lado su experiencia, su vida, su interior
“A cambio de su fuerza inventiva y emotiva, el artista busca la recompensa
material. La satisfacción de su ambición y codicia se convierte en su meta. En
lugar de un trabajo profundo y solidario de los artistas, surge la lucha por estos
bienes. Todos se quejan de la excesiva competencia y la excesiva producción.
Odio, partidismo, camarillas, celos, intrigas, son la consecuencia de este arte
materialista despojado de sentido.”
El proceso de creación no es un aprendizaje estándar que se pueda enseñar a
todos por igual, cada persona tiene distintas formas de sentir, entender y armar
los distintos puntos de este canal, y eso es lo que cada uno debe descubrir.
Pero sí existen formas de enseñar el oficio, que están más acordes con la
liberación de un autor detrás de la técnica. Enseñanza como ya se mencionó,
de experienciar en vez de imitar, de guiar en vez de instruir, de poder
expresarse sin miedo ni pudor.
Llegar al comprendimiento de nuestro propio proceso de creación es una autoinvestigación,
compromiso, dedicación y entrega profunda, en la cual el tiempo
juega un papel de suma importancia. Poder transitar por este canal no es fácil,
se necesita romper fuertes barreras. Luis Poirot afirma lo siguiente: “La
creación parte de una reflexión personal, quizás compartida con un maestro o
un compañero, pero es un largo viaje solitario”

 

El paso de un ejecutante a un Bailarín

A continuación se expondrán algunas reflexiones de diferentes Bailarines,
coreógrafos y pensadores con respecto al bailarín y a la Danza.
En el año 1903, Isadora Duncan
artículo titulado “La Danza del Futuro” donde expone un punto interesante de
analizar:
“La Bailarina del Futuro será aquella cuyo cuerpo y alma hayan crecido juntos
tan armónicamente que el lenguaje natural de esa alma se convierta en el
movimiento del cuerpo... Danzará la vida cambiante de la naturaleza,
mostrando como cada parte se transforma en otra. De todas las partes de su
cuerpo irradiará la inteligencia, trayendo al mundo el mensaje de los
pensamientos y aspiraciones de miles de mujeres.” “Ella Bailará… ya no en
guerra con la espiritualidad y la inteligencia, sino uniéndose a ellas en una
glorioso armonía”
12, pionera de la Danza Moderna, escribió un
Aquí podemos ver el concepto de Bailarín ligado a la inteligencia y a la
espiritualidad, uniéndolas en armonía. Dicho en otras palabras una unión
armónica del alma y la mente, o de lo que nos conecta con nosotros mismos.
Esta definición está lejos de hablar de la Danza en su aspecto puramente
técnico. Sobre el aspecto técnico, Isadora Duncan habla de un entrenamiento
corporal asociado a una metodología gimnástica: “La naturaleza de los
ejercicios diarios, es hacer del cuerpo, de cada grado de su desarrollo, un
instrumento tan perfecto como sea posible, un instrumento para la expresión de
aquella armonía que, evolucionando y cambiando a través de todas las cosas,
está dispuesta a penetrar en el ser preparado para eso”
entrenamiento a una mejor expresión de la armonía, cree en que el cuerpo
debe estar preparado para que la emoción pueda liberarse.
Una importante Bailarina del Merce Cunningham Studio al realizarle algunas
preguntas sobre qué define a un Bailarín, entre muchas otras cosas respondió:
“Algunas otras innumerables habilidades que un Bailarín debe cultivar
incluyen: unirse y compenetrarse con su cuerpo, conocimiento elevado
simultáneo, interno y externo, conciencia de sí mismo, habilidad para trabajar
con otros, compañerismo, disciplina al momento de abordar su danza y su vida,
la habilidad de estar presente en el momento, saber manejar lesiones y salud,
aprender a dar y recibir instrucciones, aprender a cómo reflejarse en las formas
y coreografías que les son dadas y cómo habitar su movimiento, una voluntad
de revelarse y contribuir con uno mismo, y ser vulnerable, encontrando su
propia verdad y voz. La danza es un esfuerzo mental, físico y espiritual. Y si
además el Bailarín(a) es un performer, existen un montón de otras habilidades
que aprender”
En este testimonio podemos darnos cuenta que en algunos aspectos comparte
pensamientos con Isadora Duncan, sobre todo los ligados a la compenetración
de la mente, el cuerpo y la espiritualidad. Pero también agrega algo de suma
importancia y esas son las diferentes habilidades que debe adquirir o tener un
bailarín. Estas habilidades se asocian a la personalidad, madurez, valores,
reflexiones etc… finalmente, su vida.
Igualmente asocia el
Por lo tanto, un bailarín no solo se compondría de su cuerpo, su mente y su
espiritualidad, sino que también se compone de su existencia, su historia, su
experiencia y su creación.
Con respecto a esto Vicente Ruiz
“A principios del siglo pasado, en su texto “El ombligo de los limbos” Antonin
Artaud
Un bailarín es su obra misma, todo lo que construya y destruya en sí mismo, en
su cuerpo, como totalidad- ente físico visceral, emocional y de pensamiento
poético- será el fondo de donde extrae su material autoral interpretativo y el
arte que las audiencias presencien como creación.”
Entonces, tomando en cuenta que un Bailarín se compone de su cuerpo, su
mente, su espiritualidad y su vida, ahora nos surge la siguiente pregunta: ¿Cuál
sería la adecuada formación y entrenamiento de un Bailarín?
Si un bailarín pasa todo el día entrenando el cuerpo en una sala de ensayo, no
se ejercitaría en las vivencias de la vida, por lo tanto solo se estará entrenando
una parte de su Bailarín, si solo se entrena la mente y la reflexión y se deja de
lado el cuerpo, no existiría la materialización de la experiencia ni la conciencia y
movilidad corporal, por lo tanto tampoco el Bailarín. En definitiva, podemos
afirmar que un Bailarín necesita de un entrenamiento total, de cada una de las
esferas mencionadas para poder completar la nueva definición de Bailarín a la
que se ha llegado. Y aquí nuevamente se vuelve al tema de las técnicas de
Danza. Como se mencionó en el capítulo anterior, existen algunas técnicas que
permiten más que otras una fusión entre la mente, la experiencia y el cuerpo,
pero también como se dijo anteriormente depende de los propios ejecutantes y
sus intereses cuánta vivencia o repetición mecánica le agregan a la técnica que
aprenden “Uno puede indicar, pero aprender a base de lo indicado no es
experimentar. Para experimentar uno debe hallarse en un estado de
investigación; solo una mente que investiga es capáz de aprender. Pero
cuando la investigación es suprimida por el conocimiento previo o por la
autoridad y la experiencia del otro, el aprender se vuelve mera imitación, y la
comentó:16 dice: “La vida no está separada de la obra.”
imitación hace que un ser humano repita lo aprendido sin experimentarlo.”
Las técnicas post-modernas tienen este principio de unidad mucho más
involucrado en su forma de enseñanza, que las antiguas técnicas. Pero ahora
entramos en cuestión con la siguiente pregunta ¿Cómo hacer puente entre la
vida, mundo interior, espiritualidad o como queramos llamarle y nuestra Danza?
Susan Klein
plantea: “En técnica Klein trabajamos para enseñar a la gente como habita su
cuerpo, como funciona en movimiento y en quietud, y la manera de trabajar
tan correcto como sea posible y lograr formar parte del gran sistema dentro del
cual somos un todo. Nuestro enfoque es que cada persona se dé cuenta de lo
que es, que lleguen a tener un autoconocimiento, y no solamente una
percepción superficial de quienes son realmente. Y como consecuencia sepan
utilizar las profundas sensaciones corporales para transformar el movimiento
en comunicación, y la técnica en expresión, partiendo de su esencia
individual…Es un proceso temporal de exploración profunda que va desde el
núcleo del cuerpo, al hueso, hasta el tejido más recóndito donde se sustenta
nuestro ser, para que así podamos descubrir la insondable sensación de
quiénes somos y qué es lo mejor para nosotros”
Así como esta técnica investiga desde ese lugar, existen infinitas otras
posibilidades de hacerlo, nuevamente se vuelva a pensar, como en un
comienzo, en la educación oriental y el sentido que le dan al modo de
enseñanza. El verdadero Bailarín Occidental, no está alejado del Bailarín
Oriental. En ambos requiere esa conexión armónica de la que hemos hablado.
Solo que en Occidente la forma de ver la Danza, al Bailarín y su educación no
coinciden con la definición de Bailarín que finalmente todos aclaman. Porque
es indudable que los bailarines que resaltan y que quedan en la memoria de
los espectadores son aquellos que han logrado la conexión del cuerpo, la
mente, el alma, la vida y las variadas habilidades como las que fueron
mencionadas.
Enseñar a pensar libremente y expresar, es difícil y extraño, sí se puede
enfatizar la enseñanza a abrir puertas para que se libere la emoción, a perder
18 en su libro “Una técnica de Movimiento-Una técnica Curativa”
el miedo al ridículo, a autoconocerse, a liberarse de las trancas y los miedos, a
reírse de uno mismo, a ser verdaderos sin sentirnos juzgado. Llegar a esto, es
un camino de vida y de madurez, incluso muchos Bailarines y Artistas nunca
llegan a realizarlo en la vida diaria, pero en cada obra, en cada conjugación
con su público sí lo logran.
Existe otro punto muy importante de abordar para la complementación del
término “Bailarín”. Por una parte, debemos tener en cuenta que el carácter
efímero de la Danza y la presencia física del individuo, es una cualidad muy
específica de las artes escénicas. Para el Bailarín, enfrentarse directamente a
su espectador, implica que no sólo debe lidiar con términos sicológicos y
emocionales, sino que también con diferentes fenómenos físicos y energéticos
(tanto de él, como de su espacio, objetos, personas y entorno) que se le
presentan al momento de conjugar su arte frente al espectador. Un bailarín no
sólo aprende dentro de la sala de ensayo y en la vida, esa es solo la mitad de
su formación, la otra mitad la aprende cuando su arte se completa, en la acción
misma de estar y danzar frente a su público. En esta etapa el Bailarín debe
aprender a ser y estar atento, el manejar la escena a favor de la pieza y no de
su ego, el lograr traspasar alguna experiencia al espectador y otras infinitas
cualidades de las que se hablará más adelante.
Se ha logrado llegar a una definición un poco más completa del Bailarín, sin
embargo existen algunas preguntas ligadas a ámbitos más globales con
respecto a esta definición que aún no nos hemos cuestionado; ¿Qué hace la
diferencia entre un artista y un ejecutante?, ¿Qué significa o lleva implícito el
término de artista?, ¿Dónde radica el proceso creación de un bailarín?


¿Dónde reside el sentido artístico de un Bailarín al empeñarse llegar a la perfeccion de una tecnica?

Durante la historia, en la primera etapa cuando comienzan a surgir las técnicas,
traen consigo un contexto rompedor sobre el cual se transmiten nuevas ideas,
pero con el paso del tiempo cuando se estandariza comienzan a regirse a
partir de parámetros iguales para todos, que hay que seguir, en sus formas e
incluso en las temáticas, a pesar de que éstas ya no sean actuales. ¿Cómo
aprender técnica Graham si no nos situamos en lo más íntimo de las pasiones
humanas? (tema de Martha Graham) o ¿cómo aprender técnica Limón sin
hablar de la vida y la muerte? (temas de Doris Humphrey
juego la creatividad del aprendiz, de quedarse con lo que le dan o investigar en
su propio cuerpo e historia su significado de la vida y de la muerte, en ponerle
de su propia cosecha a lo que le están enseñando, no quedándose con la
imitación y repitiendo una y otra vez un pitch o un arabesque. Por lo tanto, la
enseñanza de técnicas no es lo que convierte a un Bailarín en un ejecutante,
sino que el bailarín es el que se convierte a sí mismo en su propio ejecutante.
La labor del coreógrafo o maestro consiste en tener la capacidad de abrir el
espacio e incentivar la propia interpretación de su alumno, dándole las
herramientas necesarias para su apertura y no su encierro, sobre todo a los
alumnos en su primera etapa de acercamiento a la Danza. La Danza actual
requiere de maestros que enseñen la técnica desde su mecánica y no desde
su forma, porque la forma es repetición, en cambio la mecánica es la que va a
dar la experiencia al alumno, y a su vez la que generará la capacidad de
encontrar en éste su propia interpretación. “Creo que lo más triste de tanto
Ballet carente de interés es que el trabajo se aborda externamente. Así se
forman a los bailarines entrenados soberbiamente: aquellos que lucen
bellísimos, pero que son demasiado aburridos debido a que no hay fuego
interno, ni verdad ni pasión ni compromiso ni comprensión”.
Un ejecutante al aprender rigurosamente una técnica, se aprenderá sus formas
y estructuras, que si llega a su perfección (difícilmente de lograr) ya no le
queda nada más que hacer, por lo tanto la técnica nace y muere en su forma.
9). Pero aquí entra en Cliff Keuter
En cambio los verdaderos bailarines si quisieran podrían hacer nacer y volver a
renacer una técnica cuantas veces quisieran.
El último punto importante de abordar en relación a este tema es la importancia
que tiene el público frente a la definición de un bailarín. Porque debemos tomar
en cuenta que el concepto de Bailarín no solo lo definen los Bailarines sino que
también el público y la sociedad. La conciencia que tiene un público general
con respecto a la visión de un bailarín, es precisamente lo que nos llama la
atención. Todos aplaudieron desaforadamente por qué. ¿Qué es lo que espera
un espectador de Danza al ir a ver un espectáculo?, Ya habíamos mencionado
que el Ballet tiene un carácter de entretención, pero ¿el público se acostumbró
a ver la acrobacia sin buscar otros detalles? Luego de siglos en que la Danza o
mejor dicho el Ballet era una forma de entretención y de habilidades
acrobáticas, no es extraño que el público o la sociedad no comprenda la Danza
Contemporánea o la Performance
entretención para algunos, las habilidades acrobáticas pasaron a segundo
plano, y están a disposición de historias no lineales, ideas o conceptos. Por lo
tanto el público del ayer es el que aún busca en los bailarines eso, pero más
que nada es por ignorancia que a las obras que no tienen que ver con las
habilidades técnicas, les emiten críticas y juicios de valor diciendo que lo que
ven no es Danza.
La historia recopilada anteriormente nos da la reflexión que buscábamos para
poder comprender la opinión del común de la sociedad. No es fácil sacarse de
encima casi 400 años de historia. Tomemos en cuenta que la Danza Moderna
recién apareció a principios del siglo XX, la post- Moderna y la Performance
(que tienen una enorme influencia en la actualidad) aparecieron en los años 60,
o sea recién hace 50 años. Un espectador de estas nuevas tendencias debe
dejarse influir por las experiencias, sensaciones o sentimientos que le
producen los espectáculos, más allá de tratar de entender historias o
moralejas. Un espectador actual debe entregarse libremente a la asociación de
ideas y conceptos en las obras.
11. Que aunque siguen siendo una forma de

¿El tecnicismo de la Danza hace a un bailarín?

Sea cual sea la técnica que se
emplee o que se aprenda, no basta solo con ella para llegar a ser Bailarín.
Existen algunas técnicas más que otras, que de por sí permiten la reflexión y la
expresión individual de la persona (sobre todo las técnicas más
contemporáneas). Éstas abren el paso a la transmisión de la sensibilidad
departe del intérprete, a pesar de que incluso muchas veces buscan
parámetros muy definidos de interpretación como por ejemplo la neutralidad.
También existen otras técnicas como el Ballet o las técnicas modernas donde
el mismo bailarín es quién debe enfocar sus esfuerzos en no quedarse solo
con la ejecución. Con el término ejecución no sólo nos estamos refiriendo a la
ejecución física, sino que también a la ejecución interpretativa, tomando como
ésta la repetición de falsas emociones junto a movimientos. Por ejemplo si la
contracción de la técnica Graham implica la muerte (teniendo en cuenta que la
muerte en la época en que Martha Graham
muy distinto al que tenemos hoy en día), un ejecutante se contentará con lograr
la perfecta ejecución de su cuerpo haciendo como si sintiera la muerte, en
cambio un verdadero bailarín buscará dentro de sí, su propio significado de la
muerte, sea cual sea, partiendo desde el interior de su ser hacia la forma o
desde la forma hacia su interior.


creó su técnica, era un concepto

El paso de un Bailarín a un ejecutante

Siguiendo la línea Occidental, debemos saber que el Ballet presidio la Danza
(sin tomar en cuenta lo referido a los Bailes folklóricos, populares y Danzas
Indígenas) hasta principios del Siglo XX. Durante esta trayectoria, hubo
diversos estilos tanto como períodos históricos, pero siempre dentro del marco
de lo que conocemos hoy en día como Ballet.
El Ballet comienza como una entretención que se daba a los reyes en la corte.
Se tiene entendido que el primer espectáculo de Ballet data del año 1581,
cuando María de Medici presentó en la corte de Francia la obra titulada “Ballet
Comique de la Reine” de Baltazar de Beaujoyeux. En esta ocasión por primera
vez se utiliza la palabra Ballet para definir aquella expresión danzada.
El Ballet en su comienzo no tenía impregnada la rigurosidad de su técnica. Ni
siquiera existía una escuela que lo sustentara. En este tiempo se abordaba
como una actividad recreativa y cultural. Hasta que en el año 1661, bajo el
reinado de Louis XIV, se creó la Academia nacional de Danza, donde se
elaboró, definió y compuso la técnica de Danza Clásica, que con los años se
fue perfeccionando hasta la gran rigurosidad que conocemos hoy. Poco a poco
la Danza misma, su escenografía, y música comenzaron a requerir espacios
más apropiados, y así es como el Ballet excede los muros del palacio
extendiéndose a diversos teatros. Aquí la técnica, el carácter de virtuosismo y
de espectacularidad primaban a la hora de ir a ver una obra. Esta rigurosidad
hizo que el Bailarín se empeñara en lograr físicamente los requerimientos
técnicos, transformándose poco a poco en un ejecutante.
Tiempo después aparece una corriente filosófica muy importante dada por
Jean Jacque Rousseau y Voltaire, que proponen una vuelta a la naturaleza.
Esta corriente influyó fuertemente en los círculos aristocráticos y artísticos. En
este panorama aparece una figura muy importante para el Ballet de esa
época; Jean Goerges Noverre (1727-1810), bailarín, profesor y teórico, que
entregó una renovada visión de este arte. A través de sus textos hace una
fuerte crítica al Ballet de la época. En su libro "Lettres sur la danse y les ballets"
plantea una renovación tanto de la estructura dramática de las obras como de
la danza y los bailarines. Además plantea que la Danza debe tener una
naturalidad expresiva, más allá de su virtuosismo técnico. En cuanto al bailarín,
Noverre plantea que debe tener una cultura general y amplia, incluyendo el
estudio de la poesía, historia, pintura, música y anatomía. Así Noverre
plantea la formación de un Bailarín integral tomando en cuenta su verdadera
expresividad y devolviéndole el carácter humano a su figura, siempre dentro
del marco de espectáculos y entretención. Igualmente debemos pensar que
para aquella época, no eran muchas las personas que tenían la posibilidad de
conocer y leer, tomemos en cuenta que aún estamos en una sociedad
estamental con presencia de reyes. Las nociones de anatomía y medicina
eran precarias, por lo tanto, la revolución en cuanto a tener bailarines instruidos
era un gran quiebre.
Poco a poco en Francia se comenzaron a perder los principios de naturalidad y
expresividad propuestos por Noverre, y junto con esto comenzó la decadencia
del Ballet, que nuevamente se afirmo de su única base; el rigor y el virtuosismo.
A su vez en la Rusia Zarista comienza una nueva tendencia. En el siglo XIII
apareció un importante personaje; el maestro, bailarín y coreógrafo Marius
Petipa (1822- 1910), quién retomó la herencia del Romanticismo dada por
Noverre pero a su vez le aplicó fuertes herramientas técnicas. Es imposible no
situarse en el contexto histórico para comprender que la mecanización ya era
parte de la vida cotidiana. Este rigor técnico es el que se conserva hasta hoy,
cuando vemos los Ballet Rusos.
Todo lo mencionado anteriormente nos hace reflexionar sobre diversos puntos.
Las ideas de la expresividad y contenido existían en el Ballet, o por lo menos
estaban planteadas. La utilización de éstas o no, dependía de la escuela o el
coreógrafo que tocará a cargo. En todas las escuelas primó la rigurosidad
técnica como punto culmine de belleza y de espectáculo, solo que en algunas
más que en otras tomaron más en cuenta las necesidades naturales y
racionales de los bailarines. La expresividad del Ballet, estaba ligada al mismo
Bailarín, pero generalmente recaía en la pantomima o actuación de las
emociones y los conceptos. Es decir, en el Ballet por ejemplo, no cabe la idea
de peso real, siempre debe existir el peso suspendido, la emoción de tristeza
por la muerte de un príncipe no se buscaba en la emoción real de la muerte,
sino que desde la actuación puede pasarse a la emoción real si es que el
bailarín abre paso a eso. Es importante también definir que en las clases de
Ballet no se busca más que la rigurosidad técnica, y los montajes están dados
por pasos definidos uno tras otros. Actualmente eso ha variado en gran medida
debido al nacimiento del Ballet Neo- clásico o Moderno.
Se puede decir que todas las herramientas interpretativas y técnicas estaban
dadas. Solo dependía del maestro en algunos casos y en otros del bailarín y su
actitud frente a las clases y las coreografías. No podemos concluir que el
bailarín pasó a ser un ejecutante, la historia no es capaz de relatarnos eso, si
nos relata la intensidad técnica que se requería para estar en una gran
escuela. El nivel de involucramiento como seres integrales en las clases y las
piezas coreográficas dependía plenamente de los mismos bailarines.
“Nuestro público es excesivamente generoso- declaró Anna Pavlova a un
periodista Inglés al finalizar un espectáculo-. Si por un lado me enciende el
corazón, por otro ciertamente no me ayuda. Esta noche sé que no bailé “La
muerte del Cisne” como siempre, pero los aplausos fueron exactamente los
mismos. Me hubieran contentado con que hubiesen sido un tanto menos.”
A partir de esta cita podemos reflexionar que Anna Pavlova tenía una
concepción del bailarín Intérprete como algo más que un ejecutante. El público
que la fue a ver sólo vio su técnica, y a raíz de ello la aplaudió, porque
seguramente debe haber salido fantástico, porque la técnica de estar en
escena y hacer parecer como que algo sucede también se puede adquirir como
parte del oficio, y solo los ojos entrenados en Danza pueden descubrirlo. Pero
¿qué fue lo que faltó a ella en escena que no la dejó contenta?, ¿Porqué si
había sido impecable su ejecución, ella dio aquella declaración?, ¿Qué existe
detrás del concepto Bailar, que hace la diferencia entre los ejecutantes y los
Bailarines?